Cuando “estar bien” no es lo mismo que sentirse bien.
Vivimos en una sociedad que aplaude la productividad, la eficiencia y el “echarle ganas” sin parar. Pero, ¿qué pasa cuando, detrás de una sonrisa y una jornada aparentemente normal, habita una profunda sensación de vacío, agotamiento y tristeza persistente? Esto podría ser una señal de depresión funcional, también conocida como trastorno depresivo normalizado o distimia.
“Poder seguir funcionando no significa que estés bien emocionalmente.”

La depresión funcional es una forma de depresión crónica que, a diferencia de los episodios depresivos mayores, no siempre se presenta con síntomas incapacitantes. Las personas que la padecen suelen mantener sus rutinas diarias: trabajan, cuidan de su familia, socializan… Sin embargo por dentro, luchan constantemente con pensamientos negativos, falta de motivación y una profunda sensación de vacío.
¿Cómo se vive la depresión funcional desde dentro?
Desde afuera, todo parece “normal”. La persona con depresión funcional cumple con sus responsabilidades: se levanta, se presenta al trabajo, entrega resultados, cuida a su familia, e incluso puede hacer chistes o ser socialmente agradable. Las personas se acercan y preguntan: “¿Cómo estás?”, y la respuesta automática es: “Bien”, aunque por dentro hay un gran fondo de dolor, frustración, angustia e insuficiencia, hay una lucha constante.
Un cliente una vez me dijo:
“Es como si llevara una mochila invisible llena de piedras. Camino, hablo, sonrío, pero estoy agotad@ todo el tiempo y nadie lo nota.”
La distimia no grita, susurra. Es esa sensación de desánimo que no se va. Es vivir con una tristeza que no paraliza por completo, pero tampoco permite disfrutar. Es levantarse cada día con una especie de niebla mental, sin entusiasmo, cumpliendo con la vida pero sin sentirte verdaderamente en ella.
Algunas personas describen que sienten como si su vida fuera una actuación.
“Me río en las reuniones, escucho a mis hijos, hago lo que se espera de mí… pero cuando me quedo sola, me siento vacía. Y eso me hace sentir todavía más culpable, porque sé que tengo cosas buenas, pero no las disfruto.”
Es común que quienes viven con depresión funcional piensen que lo suyo “no es tan grave” como para buscar ayuda. Pero lo es. Porque lo que se está desgastando poco a poco es la conexión con uno mismo, la vitalidad y el sentido.
“A veces no necesitas que el mundo se derrumbe para pedir ayuda. A veces basta con aceptar que vivir agotado emocionalmente no debería ser lo normal.”
Según la American Psychiatric Association, este trastorno puede durar al menos dos años y afecta la manera en que una persona se siente respecto a sí misma y al mundo. Es común que pase desapercibido tanto para quien lo vive como para quienes lo rodean, porque la funcionalidad se convierte en una especie de “máscara emocional”.

¿Cuántas personas viven con depresión funcional sin saberlo?
En México no se cuenta con cifras específicas por parte del Consejo Mexicano de Psicología o la FENAPSIME sobre la depresión funcional, el National Institute of Mental Health (NIMH) estima que aproximadamente el 1.5% de los adultos en Estados Unidos han sido diagnosticados con trastorno depresivo persistente en algún momento del año, y esta cifra podría ser mayor si se consideran los casos no diagnosticados.
Resumido del DSM-5 donde lo describe como: Estado del estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día, por al menos 2 años y un año en niños y adolescentes. Es un trastorno de depresión crónica y leve, es decir de intensidad que puede afectar significativamente la calidad de vida de una persona.
Muchas personas la padecen sin saberlo, porque logran mantener una vida “funcional” a pesar de sentirse constantemente tristes, desmotivadas o con poca energía. Se camuflajea con una vida donde aparentemente todo funciona, quien lo padece, sigue trabajando, frecuentando amistades (aunque aveces con ánimos de aislamiento) viviendo una vida rutinaria, aunque la mayor parte del tiempo sus pensamientos están relacionados con la tristeza y/o la insuficiencia, pueden dormir demasiado o no dormir, poco apetito o sobrealimentarse sobretodo con azúcares, con poca energía o fatiga y con falta de concentración. Estos síntomas pueden variar de persona a persona.
En México, según datos del INEGI, más del 15% de la población ha experimentado síntomas depresivos persistentes, pero solo una fracción ha recibido atención psicológica o psiquiátrica para su tratamiento.
“El hecho de poder seguir funcionando no significa que estés bien emocionalmente.”
¿Qué puedes hacer? Recomendaciones desde la Psicología Cognitivo-Conductual (CC)
- Identifica tus pensamientos automáticos Empieza a notar qué frases repites en tu mente cuando estás triste, cansada o desmotivada. Pensamientos como “nada de lo que hago es suficiente” o “no debería sentirme así” son comunes en personas con depresión funcional. Anótalos y pregúntate: ¿Este pensamiento es realista o es una distorsión?
- Lleva un registro de emociones Una herramienta simple como un diario emocional te puede ayudar a encontrar patrones. ¿Cuáles son los momentos del día donde te sientes más decaída? ¿Qué actividades te roban más energía?
- Activa tu comportamiento Aunque parezca difícil, uno de los pilares de este enfoque es la activación conductual. Es decir, programar pequeñas actividades que antes te generaban placer o logro, incluso si no tienes ganas. La acción genera motivación, no al revés.
- Trabaja en tu diálogo interno Aprende a hablarte como lo harías con alguien que amas. Elige frases de autocuidado como:
- “Estoy haciendo lo mejor que puedo, con el conocimiento que tengo”,
- “Esto que siento pasará”,
- “Mi malestar no define mi valor”.
- No lo enfrentes sol@ El acompañamiento profesional es clave. La terapia psicológica no es solo para “casos graves”; también es una guía amorosa y estratégica para comprenderte mejor y transformar tu mundo interno.
Cambiar la forma en que piensas, cambia la forma en que te sientes y actúas.”
Si este artículo resonó contigo, es momento de dar el siguiente paso. La depresión funcional puede tratarse. Hay herramientas, recursos y profesionales que están para ayudarte. Tú no tienes que cargar con todo sol@. Soy Rebeca, psicóloga con enfoque cognitivo-conductual. Equvita, un espacio creado para acompañarte en el camino hacia tu bienestar emocional. Trabajo contigo desde un lugar de comprensión, estrategia y humanidad para que puedas recuperar tu energía, claridad y confianza.
- Si sientes que has estado funcionando, pero no realmente viviendo…
- Si te pesa mantener la sonrisa mientras por dentro te sientes cansada…
- Si te identificaste con esta “máscara emocional”…
Este es el momento de hacer algo diferente.
Agenda tu primera sesión y da ese paso que tu salud mental y emocional está pidiendo.
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